En los años cuarenta, en Finlandia, se experimentó una crisis económica que llevó al gobierno a implementar diversas medidas para asegurar la salud y el bienestar de la población.
Entre otras acciones, comenzaron a repartir cunas de cartón para evitar que los bebés durmieran en la misma cama que sus padres pues podrían sufrir accidentes o “muerte de cuna” al ser aplastados.
Su popularidad aumentó y la práctica se extendió alrededor del mundo. En México se creó una asociación civil que se dedica a repartir cunas y en 2015 el gobierno de la CDMX lanzó un programa que entrega paquetes de maternidad.
La empresa Serel fue la encargada de producir el mobiliario y repartirlo de diferentes zonas del país.