El concepto de accesibilidad ha sido central en la lucha por los derechos de las personas con discapacidad, garantizando su participación plena en la sociedad. Sin embargo, el Diseño universal va un paso más allá al proponer entornos, productos y servicios que sean accesibles para todas las personas, independientemente de sus capacidades.
Mientras que la accesibilidad se centra en eliminar barreras para las personas con discapacidad, el Diseño universal busca crear productos y entornos que sean utilizables por todas las personas, sin necesidad de adaptaciones o diseños especializados. Esto significa que el mismo diseño puede ser disfrutado por personas con o sin discapacidad, promoviendo la inclusión y la igualdad de oportunidades.
Los siete principios del Diseño universal:
- Uso equitativo. El diseño debe ser útil y vendible para personas con diversas capacidades.
- Uso flexible. Debe adaptarse a una amplia gama de preferencias y habilidades individuales.
- Uso simple e intuitivo. Debe ser fácil de entender, independientemente del nivel de experiencia o concentración del usuario.
- Información perceptible. Debe transmitir información de manera efectiva, sin importar las condiciones del entorno o las capacidades sensoriales del usuario.
- Tolerancia al error. Debe minimizar los riesgos de acciones involuntarias o accidentales.
- Mínimo esfuerzo físico. Debe poder ser utilizado cómodamente, minimizando la fatiga.
- Tamaño y espacio adecuados. Debe proporcionar un espacio adecuado para el acceso y uso, independientemente del tamaño o movilidad del usuario.
El Diseño universal no solo se trata de accesibilidad, sino de inclusión. En este sentido, los dueños de La Cosmopolitana se muestran a favor de adoptar estos principios, pues resultan en la creación de entornos más equitativos, flexibles y accesibles para todas las personas, promoviendo la participación plena en la sociedad.